Kokon / Todo es muy raro
Ocaña quería ser un García Lorca en Barcelona. Vino con veinte años desde su pueblo sevillano de Cantillana y supongo que allí está enterrado. Le gustaba pintar vírgenes andaluzas y hacer altares . El 23 de Agosto de 1983 se disfrazó de Sol para participar en las fiestas de su pueblo, una bengala imprevista incendió los materiales frágiles que lo cubrían y murió como consecuencia de las graves quemaduras que sufrió. Como una premonición de su propia tragedia escribió: "El 15 de Agosto, la fiesta de la Asunción, sale la reina de los cielos por la calle, todo el pueblo se llena de fiesta, es maravilloso: hay flores por todas partes, 300 niñas con alas de plumas y cestos de flores, la banda de música y esa virgen barroca ... Como andaluz me fascinan los cementerios, las tumbas, las mujeres como lloran. Cuando alguien moría íbamos a ver al muerto en el ataúd." Las fiestas de ese año acabaron para siempre con él, justo cuando acababa de endeudarse para comprar el piso y se endeudó por 18.000 euros: ahora cuesta más de 600 mil, esa cifra es la que separa la Barcelona de 1983 de la de hoy. Eso es lo que separa la Plaza Real del delito constante de un lugar de fiesta y turisteo. El piso se ha convertido en lenguaje actual, en un lugar de eventos culturales y también en sala de exposiciones llamado SETBA. Todo va bien en el barrio. El actual propietario del piso ha descubierto unos angelitos pintados por Ocaña, a modo de guirlanda, en una de las habitaciones. En ella se pueden ver algunos maniquíes-lámparas realizados por Rubén y Desirée y,especialmente, uno inspirado en el desastre: unas ropas quemadas.
30 de març 2007
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